El sorpresivo triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas dejó al peronismo provincial en estado de conmoción. Fuerza Patria, el sello electoral que buscaba retener su hegemonía, sufrió una dura derrota en Buenos Aires, el distrito que históricamente le había garantizado victorias con márgenes de hasta 15 puntos. El golpe reavivó las tensiones internas.

El principal apuntado es Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense. En la noche del lunes, en la sede partidaria de La Plata, aparecieron carteles con consignas contra su liderazgo: "Basta de herederos y bendecidos", "el Partido Justicialista no es tu monarquía" y "Máximo: el PJ no es tu juguete". Aunque los retiraron rápidamente, la señal fue contundente: crece el descontento con la actual conducción.

El mandato de Kirchner vence el 18 de diciembre y, a menos de dos meses de esa fecha, no hay convocatoria formal a elecciones para renovar las autoridades. Mientras tanto, la interna se recalienta y ya circulan posibles reemplazos. Entre ellos figura la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, también vicepresidenta primera del PJ provincial, quien semanas atrás había marcado su presencia partidaria en el acto del 17 de octubre. Tras la derrota, su nombre comenzó a sonar con más fuerza incluso dentro del propio oficialismo.

El malestar no se limita al PJ bonaerense. A nivel nacional, también hubo cuestionamientos a Cristina Kirchner, presidenta del partido. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, lanzó una dura crítica: "El PJ no es una pyme familiar. Por una vez en la vida, hágase cargo de algo. Lo que pasó el domingo en el país es su responsabilidad".

Así, con carteles en la calle y reproches públicos, el peronismo atraviesa una de sus crisis más profundas en la antesala de una renovación inevitable.