El partido abrió con un clima cargado desde el inicio. Racing madrugó a River con un gol controvertido de Santiago Solari, que despertó airadas protestas en el equipo visitante y encendió rápidamente la temperatura del encuentro.

A River le costó asentarse, pero encontró aire fresco en la segunda mitad gracias a los jugadores que ingresaron desde el banco. Ian Subiabre marcó el 1-1 con un disparo preciso, y poco después Juan Fernando Quintero, con su técnica inconfundible, dio vuelta el marcador para alimentar la ilusión millonaria de clasificar pese a una temporada llena de tropiezos.

Sin embargo, la remontada duró poco. Racing volvió a adelantarse con una jugada desafortunada para la defensa de River: Lucas Martínez Quarta empujó la pelota hacia su propio arco y sorprendió a Franco Armani, desatando la euforia en el Cilindro.

Todo parecía encaminado hacia el tiempo suplementario, pero en el cierre llegó el golpe decisivo. Gastón Martirena apareció sin marca por el segundo palo y definió en tiempo de descuento, sellando el 3-2 y desatando una fiesta académica que retumbó en Avellaneda.

La caída deja a River en una situación límite dentro de un año irregular, marcado por eliminaciones precoces y resultados que no acompañaron. Con poco margen para revertir la campaña, el Millonario queda casi sin opciones de acceder a la próxima Copa Libertadores, un duro revés para un club acostumbrado a pelear en lo más alto.

Racing, en cambio, celebra una victoria histórica que renueva sus aspiraciones y lo impulsa con fuerza hacia la próxima fase. El Cilindro vivió una noche de esas que quedan en la memoria.