En un acto por el Día de la Soberanía Nacional realizado en Casa de Gobierno, el gobernador Axel Kicillof convocó a intendentes, legisladores, referentes sindicales y organizaciones sociales para transmitir un mensaje político que definió como imprescindible en un momento “crucial para el país”. El mandatario lamentó no haber podido concretar la ceremonia en Magdalena debido a las condiciones climáticas, pero destacó que cada aniversario de la Vuelta de Obligado adquiere una nueva profundidad según el contexto social y político, más aún cuando, advirtió, la soberanía “vuelve a estar en riesgo”.

Kicillof reivindicó el rol de la investigación científica en la reconstrucción histórica y resaltó el aporte del CONICET y de las universidades públicas en los nuevos hallazgos vinculados a la batalla de 1845. Desde ese marco, cuestionó al presidente Javier Milei por sus referencias a Juan Manuel de Rosas y recordó que la figura del exgobernador fue objeto de persecución política, situación que comparó con la actualidad. Sostuvo que la condena contra Cristina Fernández de Kirchner se inscribe en la misma lógica y afirmó que “siempre ocurre con quienes se paran del lado del interés nacional”.

El gobernador también recorrió episodios históricos vinculados a la defensa de la soberanía, entre ellos la batalla de Carmen de Patagones de 1827. Subrayó que las disputas del siglo XIX no se limitaban al plano militar, sino que incluían la pelea por el control comercial, el acceso a los puertos, la regulación del comercio exterior y la presión de las potencias extranjeras para convertir al país en un mero proveedor sin beneficios equivalentes. “La soberanía también se pone en riesgo a través de relaciones económicas”, advirtió.

A partir de esa lectura histórica, Kicillof apuntó directamente contra el reciente acuerdo firmado entre el gobierno de Javier Milei y la administración de Donald Trump en Estados Unidos, cuyo contenido aún no fue detallado públicamente. Señaló que el documento también fue rubricado por países sin desarrollo industrial comparable y remarcó que la provincia de Buenos Aires tiene una estructura productiva y manufacturera que debe ser defendida. “Primero está la Argentina, nunca la sumisión ideológica y mucho menos negociar con miedo y de rodillas”, lanzó.

El mandatario recordó que él mismo negoció acuerdos internacionales cuando estuvo al frente del Ministerio de Economía y cuestionó que la Casa Rosada avanzara sin consultar a sectores productivos, gobernadores, cámaras empresarias ni organizaciones sociales. Aclaró que la provincia no se opone al comercio exterior, siempre que se trate de acuerdos que resulten beneficiosos para el país. “No conocemos la letra chica de lo firmado. Eso no es serio”, afirmó.

En el tramo más crítico de su discurso, Kicillof aseguró que ninguna actividad económica de la provincia muestra mejoras desde la implementación del plan económico nacional. Describió un panorama de creciente deterioro social: quienes están desocupados “están muy mal” y quienes mantienen sus empleos “ya no llegan a fin de mes”. Agregó que gran parte del sector productivo funciona con capacidad reducida. “El empresario que tiene diez máquinas hoy usa cuatro o cinco. Hay cierres y despidos en todos los sectores”, señaló.

Finalmente, Kicillof reivindicó a los héroes nacionales como ejemplos vigentes. “Los hechos históricos no están para ser guardados en un museo. Nuestra responsabilidad es mantener vivo ese heroísmo y ese amor por la patria que tuvieron quienes la defendieron”, concluyó, en un mensaje que buscó confluir identidad histórica, advertencia económica y una crítica directa al rumbo que propone Javier Milei.