La crisis industrial sumó un nuevo capítulo con la decisión de la empresa Color Living de cerrar su planta ubicada en Pacheco, partido de Tigre, donde trabajaban 40 operarios de los sectores de carpintería y costura. La compañía atribuyó el cierre a la brusca caída en la demanda y al incremento de productos importados, dos factores que golpearon directamente sus niveles de producción.

Color Living, firma con más de 40 años de trayectoria y una capacidad productiva anual cercana a las 90.000 unidades, informó que concentrará toda su actividad en su sede principal de Villa del Rosario, en la provincia de Córdoba, donde se desempeñan alrededor de 400 empleados. En territorio bonaerense, en cambio, todos los trabajadores fueron desvinculados.

El anuncio se conoció apenas un día después del cierre de la planta de electrodomésticos Whirlpool en Pilar, que dejó 220 despidos y generó un fuerte impacto en el sector. La sucesión de cierres alimentó comparaciones sobre una tendencia creciente a reemplazar producción nacional por artículos importados, en un contexto donde la industria lucha por sostenerse ante el derrumbe del consumo.

De acuerdo con datos difundidos por Agencia DIB, solo en el municipio de Pilar ya se registraron aproximadamente 1.500 puestos laborales perdidos durante el año. En la provincia, el escenario se repite con empresas que aplican despidos o suspensiones para intentar atravesar la crisis, incluso con cierta estabilidad en los índices inflacionarios recientes.